Acaríciame o piénsame...
como las negras brumas del averno
o como esa ternura de mil cielos,
pero desnúdame silenciando tus besos
deséame con tus miradas, con tus dedos,
que sean ángeles codiciosos
por no poder sujetar cada espasmo, cada infierno
que sufre mi boca sin tus labios de cruel veneno,
y hiéreme con tus intenciones,
la más dulce de las tentaciones.
Arwen
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